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Hospital psiquiátrico

Un sádico, un masoquista, un asesino, un necrófilo, un zoófilo y un pirómano están sentados en el jardín de un psiquiátrico.

Sin saber cómo ocupar su tiempo, y aburrido, el zoófilo dice: —¿Y si nos follamos un gato?

Entonces el sádico dice: —¡Eso, vamos a follarnos un gato y después lo torturamos…!

El asesino agrega: —¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo y después matarlo!

El necrófilo: —¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo, matarlo y después lo follamos otra vez!

Y el pirómano: —¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo, matarlo, volver a follarlo otra vez y prenderle fuego!

Se hace un repentino silencio, y todos miran al masoquista y le preguntan: —Y tú, ¿no dices nada?

Y el masoquista dice: —¡Miauuu!

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Terremoto en Lepe

En el cuartel de la Guardia Civil de Lepe se recibe un telegrama desde el Centro Sísmico Nacional, que dice:

Posible movimiento sísmico en la zona. Stop.
Muy peligroso, superior Richter 7. Stop.
Epicentro a 3 Km de la población. Stop.
Tomen medidas. Stop.
Informen resultados con urgencia. Stop.

Pasan dos días… Una semana… Un mes, y se recibe un telegrama en el Centro Sísmico Nacional, que dice:

Aquí Cuartel Guardia Civil Lepe. Stop.
Movimiento sísmico totalmente desarticulado. Stop.
El tal Richter 7 intentó huir y fue abatido a tiros. Stop.
Epicentro, Epifanio y tres compinches detenidos. Stop.
No hemos contestado antes, porque hubo un terremoto de la hostia. Stop.

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Niño blanco

Una mujer negra está en la cocina, y su hijo negro la mira y coge un poco de harina y se la esparce por la cara…
—Mira mamá, soy blanco —la madre lo mira y le da un bofetón…
—Ahora vete a ver a tu padre.

El niño va a ver a su padre, el cual está leyendo un periódico…
—Mira papá, soy blanco —el padre lo mira y le da un puñetazo…
—Ahora vete a ver a tu abuela.

El niño va a ver a su abuela…
—Mira abuela, soy blanco —la abuela lo mira y le da una paliza de fliparlo…
—Ahora vete a ver a tu madre.

Cuando el niño llega donde está su madre, ésta le pregunta:
—Y bien hijo, ¿qué has aprendido con la lección de hoy?
—Pues que llevo 5 minutos siendo blanco y ya os odio a todos, ¡¡negros hijos de puta!!

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Chiste de abogados

Caminaba el hombre cabizbajo pues le habían echado de su octavo trabajo.

Y, ni en este ni en los siete anteriores, había llegado a durar una semana. Su mujer, que se había casado con él en una noche de borrachera, le había abandonado tan sólo dos días después. Su único hijo, producto de esa misma noche de borrachera, le odiaba y no quería saber nada de él.

Hasta sus amigos le habrían abandonado si alguna vez los hubiese tenido.

Se podría decir que estaba deprimido y desesperado y decidió lanzarse al Manzanares.

Tomó carrerilla y al ir a saltar, escuchó una vocecilla:
—¡¡Nooo!!, ¡¡no lo hagas!!

Sobresaltado, paró. Luego pensó que habría sido su subconsciente y volvió a tomar carrerilla. De nuevo, al ir a saltar, escuchó la vocecilla que le decía:
—¡¡¡Nooo!!, ¡¡por favor!! no lo hagas. ¡Si saltas, me aplastarás!

Se asomó y allí lo único que vio fue una enorme rana que le estaba hablando. Y le contestó:
—Mira, es que resulta que quiero suicidarme.
—Bueno, pues si de todas formas te vas a suicidar, antes podrías hacerme un favor. Resulta que no soy una rana, sino un humano que sufre un encantamiento. Para romper el encantamiento lo único que tienes que hacer es darme por culo.
—¿Dar por culo a una rana? ¡Qué asco!
—¿Qué más te da si te vas a suicidar? Así haces una buena obra.

Así que aquel buen hombre cogió a la rana, se escondió con ella en un váter público y comenzó a romper el hechizo dando por
culo al animalito.

En esto que el hechizo se rompió y la rana se transformó en una niñita de catorce años que chillaba como una loca…
.
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.

—Y esta es la versión de mi defendido, señor juez.

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Chiste de la suerte

Una viejecita fue un día al Banco del Comercio «Bancomer», llevando un bolso lleno hasta el tope de dinero en efectivo.

Insistía ante la ventanilla, solicitando que quería hablar única y exclusivamente con el Presidente del Banco para abrir una cuenta de ahorros, para lo cual decía: —Comprenda Ud., es mucho dinero.

Después de mucho discutir, la llevaron ante el Presidente del Banco, respetando el concepto de que el cliente tiene siempre la razón.

El Presidente del Banco inquirió: —¿Cuál es la cantidad que Ud. desea ingresar?

Ella dijo que $165,000.00 US$ y automáticamente vació su bolso encima de la mesa.

El Presidente, naturalmente, sintió una gran curiosidad por saber de dónde habría sacado la viejita tanto dinero y le preguntó:

—Señora, me sorprende que lleve tanto dinero encima, por ser mucha cantidad —y, acto seguido, le preguntó—. ¿Cómo lo ha conseguido?

La viejecita contestó: —Es simple, hago apuestas.

—¿Apuestas? —preguntó el Presidente— ¿Qué tipo de apuestas?

La viejecita contestó: —Bueno, todo tipo de apuestas; por ejemplo, le apuesto a Ud. $25,000.00 US a que ¡sus pelotas son cuadradas!

El Presidente soltó una carcajada y dijo: —Esa es una apuesta estúpida… Ud. nunca podrá ganar una apuesta de ese tipo.

La viejecita lo desafió: —Bueno, ya le dije que hago apuestas. ¿Está Ud. dispuesto a aceptar mi apuesta?

—Por supuesto. —respondió el Presidente— Apuesto 25,000.00 US$ a que mis pelotas no son cuadradas.

La viejecita dijo: —De acuerdo, pero, como hay mucho dinero en juego, ¿puedo venir mañana a las 10:00 AM con mi abogado para que nos sirva de testigo?

—Por supuesto —respondió el Presidente, teniendo en cuenta que se apostaba dinero.

Aquella noche, el Presidente estaba muy nervioso por la apuesta. Pasó largo tiempo mirándose sus pelotas en el espejo, volviéndose de un lado para otro, una y otra vez. Se hizo un riguroso examen y quedó absolutamente convencido de que sus pelotas no eran cuadradas y que ganaría la apuesta.

A la mañana siguiente, a las 10:00 en punto, la viejecita apareció con su Abogado en la Oficina del Presidente. Hizo las pertinentes presentaciones y repitió la apuesta de 25,000.00 US$ a que las pelotas del Presidente son cuadradas.

El Presidente aceptó nuevamente la apuesta y la viejecita le pidió que se bajara los pantalones para mostrar sus pelotas.

El Presidente se bajó sus pantalones y la viejita se acercó y miró sus pelotas detenidamente y le preguntó tímidamente si las podía tocar, expresando: —Tenga Ud. en cuenta que es mucho dinero y debo cerciorarme.

—Bien, de acuerdo —dijo el Presidente, convencido—. 25,000.00 US$ es mucho dinero y comprendo que quiera estar absolutamente segura.

La viejita se acercó al Presidente y, agarrándole, empezó a palpar sus bolas; paralelo a lo cual el Presidente se dio cuenta de que el Abogado estaba golpeándose la cabeza contra la pared.

El Presidente pregunto a la viejita: —Y, ahora, ¿qué le pasa a su Abogado?

Ella contestó: —Nada, sólo que he apostado con él 100,000.00 US$ a que hoy a las 10:00 de la mañana tendría las pelotas del Presidente de Bancomer en mis manos.

Nota: El origen de este chiste es desconocido, pero trae buena suerte a cualquiera que lo reciba y lo haga circular.
Se dice que la persona que rompa la cadena tendrá mala suerte.
No guardes este chiste. Lo único que tienes que hacer es enviarlo a los que quieras desearles buena suerte.
SI SON GERENTES, CON MAYOR RAZÓN.
Ya veras cómo algo bueno te sucederá dentro de los próximos cuatro (4) días, si no rompes la cadena.