Gazapos en la prensa
Un chico de Madrid salía con una chica catalana y quería casarse con ella. Para esto tenia que pedirle permiso al padre. Al ir a la casa de ella, el padre le explicó:
– Nosotrus somus catalans de pura sepa y tenimus una manera peculiar de haser las cosas; si te quieres casar con mi hija tendrás que pasar una prueba. Toma aquesta mansana y mañana vuelves.
El madrileño, alucinado, salió con la manzana de la casa. Al día siguiente volvió a la casa a ver al padre.
– Muy bien –dijo el padre– ¿qué hisiste con la mansana?
– Pues me la comí, tenia hambre –respondió el chico.
A lo que el padre le replicó:
– ¿Ves? Muy malament. Nosotrus los catalans pelamos la mansana y con su piel hasemos un licor buenísimo; llavors partimos la mansana en dos, una mitad se la damos a los pobres y la altra la compartimos con nuestra familia y después la mitad de las semillas las vendemos en el mercado y la altra mitad, cuando tenimos mas, las plantamos. ¿Te das cuenta como somus? Bueno, para que veas, te daré otra oportunidad: toma este chorisu y vuelve mañana.
El madrileño se fue un tanto mosqueado y volvió al día siguiente.
– Muy bien, –dijo el padre– ¿qué hisiste con el chorisu?
– Bien, con la cuerda, me hice unos cordones para mis zapatos. Con la chapita, hice un colgante para su hija. Luego, partí el chorizo por la mitad; una de ellas la corté en rodajas y la repartí entre los pobres y la otra la compartí con mi familia.
– Muy bien, muy bien. –dijo el padre– ¿Y qué hiciste con la piel?
– Con la piel, me fabriqué un condón, me tiré a su hija, y aquí le traigo la leche para que se haga un capuchino.
Olvidé indicar que, además, fue ¡inesperada…!
–Papá, papá! Los Ferraris… ¿no son unos coches rojos con un caballo?
–Sí, hijo… ¿Por qué?
–¡Porque he visto uno esta mañana!
–Pues tienes suerte. Es muy difícil ver uno.
(Yo, es la primera vez que lo veo)


Se murió un Ingeniero y se fue a las puertas del Cielo. Sabido es que los Ingenieros por su honestidad siempre van al cielo. San Pedro buscó en su archivo, pero últimamente andaba un poco desorganizado y no lo encontró en el montón de papeles, así que le dijo:
—Lo lamento, no estás en la lista…
De modo que el Ingeniero se fue a la puerta del infierno; le dieron albergue y alojamiento inmediatamente. Poco tiempo pasó, y el Ingeniero se cansó de padecer las miserias del infierno, y se puso a diseñar y construir mejoras.
Con el paso del tiempo, ya tenían ISO’s 9000-14000, 18000, 21000, sistema de monitoreo de cenizas, aire acondicionado, inodoros con drenaje, escaleras eléctricas, equipos electrónicos, redes de comunicaciones, programas de mantenimiento predictivo, sistemas de control visual, sistemas de detección de incendios, termostatos digitales, excedentes de petróleo, gas, electricidad etc. Y el Ingeniero se hizo de muy buena reputación.
Un día Dios llamó al Diablo por teléfono y con tono de sospecha le preguntó:
—Y qué… ¿cómo están por allá en el infierno?
—¡¡Estamos a toda madre!! Ya tenemos certificados ISO 9000, 14000, 18000, 21000, tenemos sistema de monitoreo de cenizas, aire acondicionado, inodoros con drenaje, escaleras eléctricas, equipos electrónicos, Internet, etc. Oye, apunta mi dirección de email, es: eldiablofeliz@infierno.com… por si algo se te ofrece. Y no sé cuál será la próxima sorpresa del Ingeniero.
—¿Qué?, ¡¿QUÉ?! ¿TIENEN un Ingeniero allí? Eso es un ENORME, GARRAFAL error, ¡nunca debió haber llegado ahí un Ingeniero! Los ingenieros siempre van al cielo, eso está escrito y resuelto. ¡Me lo mandas inmediatamente!
—¡Ni loco! Me gusta tener un Ingeniero de planta en la organización… Y me voy a quedar con él eternamente.
—Mándamelo o… ¡¡TE DEMANDARÉ!!
Y el Diablo, con la vista nublada por la tremenda carcajada que soltó, le contestó a Dios:
—Ah, ¿sí?… y, por curiosidad… ¿DE DÓNDE VAS A SACAR UN ABOGADO? ¡si todos están aquí!
¡¡HAY QUE ENTENDER A LOS INGENIEROS, AMARLOS, BENDECIRLOS Y DARLE GRACIAS A DIOS POR HABERLOS CREADO!!