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Sordera

Está un señor con su doctor, que es el mismo de su esposa, y le dice: —Creo que mi esposa se está quedando sorda.
Y el doctor le contesta: —Hágale una prueba hoy en su casa; si persiste, venga a verme.

Y así lo hizo. A la hora de merendar, va y se para a tres metros de su esposa y le pregunta: —¿Qué hay de cenar?
Pero la mujer no responde. Después va y se para a dos metros y de nuevo le pregunta: —Mi amor, ¿qué hay de cenar?

Y, otra vez, no hay respuesta. El hombre se para a un metro y, nuevamente, le hace la pregunta y no pasa nada. Harto, se para atrás de ella y le dice gritando: —¿Qué hay para la cena, linda?
Y la mujer le responde: —¡Por cuarta vez te lo digo! ¡POLLO!

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Unos chistecillos

Había una vez un señor que quería hacer el amor, así que se fue a buscar a una amiga a su casa. A la hora de la hora, el pene no le respondía, así que en toda su desesperación le dice a la amiga que lo espere un momento.

Va al baño y en la oscuridad busca en el botiquín algo que le ayude a solucionar el problema. Encuentra una pequeña cajita con pomada, se la unta le devuelve al instante su vigor juvenil.

El tipo vuelve a la cama y le hace el amor a la amiga quién a su vez, se siente extasiada con tal vigor. Una vez terminado todo, al hombre le entra la curiosidad de saber qué se había untado.

Se levanta, va al baño, enciende la luz y busca la pomadita. Después de un buen rato la amiga entra al baño y lo encuentra desmayado en el suelo, con la cajita en la mano y lee:

Pomada Bayer Para Callos. ¡Endurece!, seca, se pudre y se cae… Si es BAYER, ¡¡es bueno!!


Tres hombres están desnudos tomando una sauna y, de repente, empieza a sonar un pitido. El primer hombre, ingeniero de la Universidad Politécnica de París, aprieta su antebrazo y el pitido se detiene. Ante la mirada sorprendida del resto, les dice:

—Es mi localizador. Tengo un microchip bajo la piel de mi brazo.

Unos minutos después suena una melodía polifónica y el segundo hombre, licenciado por la Universidad de Harvard, pone el pulgar en la oreja y el meñique en la boca y empieza a hablar. Cuando acaba, se dirige al resto y les dice:

—Es mi teléfono móvil. Lo tengo implantado bajo la piel de la palma de la mano.

El tercer hombre, un comerciante gallego, sintiéndose tecnológicamente desubicado, decide ausentarse un rato y aprovecha para ir al servicio.

A los pocos minutos vuelve a la sauna con un pedazo de papel de váter colgándole del culo. Ante la estupefacción de todos los concurrentes se dirige a ellos:

—Estoy recibiendo un fax. ¿Pasa algo?

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Chiste de la suerte

Una viejecita fue un día al Banco del Comercio «Bancomer», llevando un bolso lleno hasta el tope de dinero en efectivo.

Insistía ante la ventanilla, solicitando que quería hablar única y exclusivamente con el Presidente del Banco para abrir una cuenta de ahorros, para lo cual decía: —Comprenda Ud., es mucho dinero.

Después de mucho discutir, la llevaron ante el Presidente del Banco, respetando el concepto de que el cliente tiene siempre la razón.

El Presidente del Banco inquirió: —¿Cuál es la cantidad que Ud. desea ingresar?

Ella dijo que $165,000.00 US$ y automáticamente vació su bolso encima de la mesa.

El Presidente, naturalmente, sintió una gran curiosidad por saber de dónde habría sacado la viejita tanto dinero y le preguntó:

—Señora, me sorprende que lleve tanto dinero encima, por ser mucha cantidad —y, acto seguido, le preguntó—. ¿Cómo lo ha conseguido?

La viejecita contestó: —Es simple, hago apuestas.

—¿Apuestas? —preguntó el Presidente— ¿Qué tipo de apuestas?

La viejecita contestó: —Bueno, todo tipo de apuestas; por ejemplo, le apuesto a Ud. $25,000.00 US a que ¡sus pelotas son cuadradas!

El Presidente soltó una carcajada y dijo: —Esa es una apuesta estúpida… Ud. nunca podrá ganar una apuesta de ese tipo.

La viejecita lo desafió: —Bueno, ya le dije que hago apuestas. ¿Está Ud. dispuesto a aceptar mi apuesta?

—Por supuesto. —respondió el Presidente— Apuesto 25,000.00 US$ a que mis pelotas no son cuadradas.

La viejecita dijo: —De acuerdo, pero, como hay mucho dinero en juego, ¿puedo venir mañana a las 10:00 AM con mi abogado para que nos sirva de testigo?

—Por supuesto —respondió el Presidente, teniendo en cuenta que se apostaba dinero.

Aquella noche, el Presidente estaba muy nervioso por la apuesta. Pasó largo tiempo mirándose sus pelotas en el espejo, volviéndose de un lado para otro, una y otra vez. Se hizo un riguroso examen y quedó absolutamente convencido de que sus pelotas no eran cuadradas y que ganaría la apuesta.

A la mañana siguiente, a las 10:00 en punto, la viejecita apareció con su Abogado en la Oficina del Presidente. Hizo las pertinentes presentaciones y repitió la apuesta de 25,000.00 US$ a que las pelotas del Presidente son cuadradas.

El Presidente aceptó nuevamente la apuesta y la viejecita le pidió que se bajara los pantalones para mostrar sus pelotas.

El Presidente se bajó sus pantalones y la viejita se acercó y miró sus pelotas detenidamente y le preguntó tímidamente si las podía tocar, expresando: —Tenga Ud. en cuenta que es mucho dinero y debo cerciorarme.

—Bien, de acuerdo —dijo el Presidente, convencido—. 25,000.00 US$ es mucho dinero y comprendo que quiera estar absolutamente segura.

La viejita se acercó al Presidente y, agarrándole, empezó a palpar sus bolas; paralelo a lo cual el Presidente se dio cuenta de que el Abogado estaba golpeándose la cabeza contra la pared.

El Presidente pregunto a la viejita: —Y, ahora, ¿qué le pasa a su Abogado?

Ella contestó: —Nada, sólo que he apostado con él 100,000.00 US$ a que hoy a las 10:00 de la mañana tendría las pelotas del Presidente de Bancomer en mis manos.

Nota: El origen de este chiste es desconocido, pero trae buena suerte a cualquiera que lo reciba y lo haga circular.
Se dice que la persona que rompa la cadena tendrá mala suerte.
No guardes este chiste. Lo único que tienes que hacer es enviarlo a los que quieras desearles buena suerte.
SI SON GERENTES, CON MAYOR RAZÓN.
Ya veras cómo algo bueno te sucederá dentro de los próximos cuatro (4) días, si no rompes la cadena.

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Examen de Física

Un profesor un poco cachondo de termodinámica había preparado un examen para sus alumnos. Éste tenía una sola pregunta:

¿Es el Infierno exotérmico (emite calor)? ¿Es endotérmico (absorbe calor)? Justifica tu respuesta.

La mayor parte de los estudiantes escribieron su respuesta basándose en la Ley de Boyle (el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime) o alguna variante.

Un estudiante, sin embargo, responde lo siguiente:

Primero, necesitamos saber cómo varía en el tiempo la masa del Infierno. Así, necesitamos saber la frecuencia con la que las almas entran en él y la frecuencia con la que salen. Opino que podemos asumir sin ninguna duda que, una vez que un alma ha entrado en el Infierno, ya no sale nunca más. Así pues, no hay frecuencia de salida. Para calcular cuántas almas entran en el Infierno, tengamos en cuenta las distintas religiones que existen hoy en día en el mundo. Algunas de estas religiones afirman que, si no eres miembro de ella, iras al Infierno. Debido a que hay más de una de estas religiones y teniendo en cuenta que una persona no pertenece a más de una religión al mismo tiempo, podemos afirmar que toda la gente y todas sus almas van al Infierno. Con las tasas de natalidad y mortalidad llegamos a la conclusión de que el número de almas que ingresan en el Infierno crece exponencialmente. Ahora miramos la variación del volumen del infierno ya que la Ley de Boyle establece que, para que la temperatura y la presión en el Infierno permanezcan invariables, el volumen de éste se tiene que expandir según se van añadiendo almas. Esto nos da dos posibilidades:

  1. Si el Infierno se expande a una velocidad más baja que la frecuencia a la que entran las almas, entonces la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste reviente.
  2. Por supuesto, si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la frecuencia de entrada de almas, entonces la temperatura y la presión caerán hasta que éste se congele.

Así pues, ¿cuál es la conclusión?

Si aceptamos el postulado que enunció mi compañera Rocío López en el primer año de carrera y que decía algo así como: «El Infierno se congelará antes de que yo me acueste contigo», y dado el hecho de que todavía no lo he conseguido, entonces el enunciado número 2 no puede ser cierto así que la respuesta es: EL INFIERNO ES EXOTÉRMICO.

P.D.: el alumno obtuvo Matrícula.

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Una historia que podría ser verdad

Una mujer y un hombre se vieron envueltos en un aparatoso accidente de tráfico.

Los coches quedaron totalmente destrozados pero, sorprendentemente, ninguno de ellos resultó herido. Después de que salieran arrastrándose de sus respectivos vehículos, la mujer, que estaba muy bien, dijo:

—Eh, pero si eres un hombre, qué interesante… ¡Yo soy una mujer…! ¡Mira nuestros coches…! No queda nada, pero afortunadamente ninguno de nosotros está herido… Esto debe ser una señal divina de que debíamos encontrarnos…, ser amigos… y vivir juntos en paz durante el resto de nuestras vidas…

Carlitos, que como todos los hombres, piensa sólo con la minga dominga, contestó:

—Coincido contigo totalmente… Esto debe ser una señal divina…

La mujer continuó:

—Y mira esto…, hay otro milagro…. Mi coche esta completamente destrozado, pero esta botella de vino no se rompió… ¡Está intacta! Seguramente, Dios quiere que bebamos este vino y celebremos nuestra buena suerte…

Entonces, le tendió la botella a Carlitos. Éste asintió con la cabeza. En señal de aprobación, la abrió, y se bebió la mitad de la botella… Entonces se la tendió de vuelta a la mujer… Ésta cogió la botella, e inmediatamente le puso otra vez el tapón y se la devolvió al hombre. Sorprendido, él le preguntó:

—¿No vas a beber para sellar el pacto?

—No, yo esperaré tranquilamente a que venga la policía.

¿Somos o no somos las mujeres más listas?